lunes, 7 de marzo de 2011

Cheryl Cole

Una cosa es saber disfrutar de la soledad. Otra diferente es acostumbrarte a estar solo. Y otra aún más diferente es estar solo por cojones. Porque entonces no hay manera de disfrutarla.

El otro día en el Sálvame (que ahora estoy enganchado porque no me queda otra) le decían a Mila Ximènez (de la que cada día soy más fan) que no pasa nada por estar solo, siempre y cuando sea una soledad buscada. Claro que eso lo decía Terelu y no sé yo hasta qué punto lo que dice esa mujer puede considerarse inteligente.

Desde hace cosa de mes y medio he estado más solo que la una. One is the loneliest number that you'll ever know.

Y no es porque quiera o porque me guste, sino porque como no puedo moverme de casa mi escasa vida social se limita a las cuatro redes sociales de turno y a ver a mis compañeros de piso (que ahora es sólo uno, the loneliest number bla, bla, bla...) entrar y salir de casa o acompañarme viendo una serie o una peli.

Yo, que soy muy Cheryl Cole para estas cosas, empecé a cabrearme porque con todo lo bueno que soy yo, con todo lo guapo que soy yo, con todo lo yo que soy yo, nadie venía a visitarme. Y no será que no lo he dicho (directa o indirectamente). Pero nada, que no había manera. Que seguía siendo el burro amarrado a la puerta del baile.

Y es cierto que aunque muchas veces disfruto de la soledad y la tranquilidad que ella conlleva, estar solo por cojones no es de mi agrado; y menos ahora que me había acostumbrado a un ritmo de vida que implicaba estar rodeado de gente constantemente (quisieran ellos o no).

Así que harto de retorcer palabras para decirle a la gente que vinieran a hacerme compañía, acabé haciendo justo lo que el médico me dijo que no hiciera: cabrearme. Bueno, el médico no me dijo que no me cabreara pero ya os comenté que en un arranque de txumarismo extremo me recomendó que fuera positivo y que así acabaría por darle a mi cuerpo la orden de eliminar el puto virus que me tiene andando como si fuera una mujer de 97 años. Aunque estoy seguro de que existen mujeres de 97 años con más movilidad que yo.

Es más: existen árboles milenarios con más movilidad que yo.

Pero al final pasa lo que pasa y es que por más cabreado que esté conmigo mismo, con el virus, con mis amigos, contigo y con el mundo en general un día te suena el timbre de casa (o el móvil avisándote de que te va a sonar el timbre) y se te pasa todo.

Ayer por la tarde Abuga se pasó por casa y, aprovechando que hoy libraba se quedó a trasnochar. Fue una noche delirante. Tidusin dijo que quería comenzar a ver Sexo en Nueva York (la serie) y yo entusiasmado accedí a acompañarle (porque da igual que la haya visto cuatro veces, nunca me cansaré de ella). Y mientras Carrie y las demás comenzaban sus andaduras por el Manhattan prehistórico que nos muestran en la primera temporada, nosotros tres nos montamos nuestro propio SatC paralelo, comentando desde nuestros móviles los chulos que veíamos por Grindr, los mensajes que nos llegaban por GayRomeo y soltando grandes verdades sobre las relaciones, el sexo, el onanismo y todo lo demás.

Hoy ha sido Bercode el que ha decidido (no sin cierto chantaje emocional previo) pasarse por aquí. A mí Bercode me produce una ternura extrema y por algún extraño motivo siempre soy yo el que acaba portándose con él como una madraza aunque no lo necesite en absoluto. Hoy, a pesar de mi cabreo y de mi autismo generalizado, ha sido él el que (a su manera) ha sido esa madraza para mí. 

Yo ya había decidido que no iba a ir al concierto de Kylie. Porque ir para acabar sentado en el suelo llorando y pidiendo por favor que alguien me sacara de allí para poder desesperarme tranquilamente en casa sufriendo como la de Medium cada vez que sueña que su familia está en peligro pues no. 

Ahora mismo, sinceramente, no creo que pueda ir. Mi cuerpo está en contra mía (y en contra de las enanas dentudas) y está claro que la maldición del concierto de Kylie en Barcelona continúa (si no lo suspende una huelga general es mi cuerpo el que se pone en huelga y decide no ir). Ni siquiera creo que pueda ir a tomar una copa y formar parte activa de la Caravana de Mujeres 2.0. 

Pero yo voy a seguir tomándome las mierdas que me han recetado (que son pocas) y las que no (que también son pocas pero considerablemente más caras) para intentar estar al 100% (con un 80% me conformo) para el sábado. 

¿Y sabes por qué? 

Porque Cheryl Cole te puede hacer gracia y reírte y tal pero llega un punto que ya cansa.

3 comentarios:

  1. Como one and only compañero de piso te digo lo que ya te he dicho: cuando pareces tan seguro de tí mismo y tan "bien", es logico que la gente no sea consciente de la realidad. Si me pasara a mí como sería un pupas iría rogándoles a todos que vinieran... Y que tu eres más fuerte que Godzilla pero vamos, clarísimo.

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  2. You are absolutely right. Pero es que estoy en etapa de No More Dramas y no voy a dejar que la gente me oiga planyiderismos aunque esté borracha y abandonada bajo un puente, o gritando por las calles de Miami porque Nacho Polo me ha robado los cinturones.

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  3. Plañiderismo no more! Así me gusta!

    Tú céntrate en estar bien que yo voy ande haga falta para hacerte MI caravana de Mujereeeeeeeeeeeeeeeeee...
    ;)

    No queda nada para achucharte!

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