domingo, 13 de marzo de 2011

Soy un tsunami

Sí, era demasiado obvio hablar de este fin de semana y hacer una analogía con el tsunami japonés, pero hay veces que la madre naturaleza te pone las cosas a huevo.

Este fin de semana ha sido un auténtico terremoto. Por lo malo, no por el movimiento. Pero de todo lo malo siempre se acaba sacando algo bueno.

Sigo con mi baja y con mis historias. El jueves me pasé 3 horas en una sala de espera para ver mi médico de familia particular para que me acabara diciendo que me toca hacerme más pruebas.
Al salir pude ir casi arrastrándome a por un paquete de tabaco y volver a casa a tiempo de ver a Tidusin salir pitando para ir a recoger a una parte de la Caravana de Mujeres 2.0 que venían el finde a ver a Kylie. 
Fue una noche tranquila, de cerveza y charla, de ponernos al día entre Tony Tornado, JL, Guio, Tidusin, Abuga y yo.
Los visitantes se marcharon pronto porque el siguiente día prometía ser movidito y Abuga se quedó para que Tidusin, él y yo nos marcáramos una sesión Sex and the City feat. Grindr que fue tan mítica que nos planteamos seriamente la posibilidad de enchufar una webcam y retransmitirnos por webcam. Algunas de las verdades que se soltaron esa tarde deberían estar escritas en todos los libros de texto del universo.

El viernes por la noche fue Estela la que me hizo una visita. La idea era acercarnos a un chino a por la cena, pero al final decidimos cenar allí. No fue hasta que me senté en la silla que me di cuenta de que era un buffet libre y dado que lo de levantarme, caminar y sentarme es casi una odisea tuve que coger todos los platos de golpe si no quería quedarme muerto.
De ahí nos vinimos a casa con la sana intención de ver una película, pero acabamos enganchados al Sálvame porque yo necesitaba saber las últimas novedades de la vida de Nacho Polo (del que prometo escribiros una entrada explicándolo todo a conciencia, que para algo me he estado informando durante semanas).
Mientras veíamos el programa se comenzó a forjar en el piso de arriba una fiesta que prometía una velada igual de divertida que aquel famoso día en que tuve que salir a amenazar a un adolescente. 
Y así fue, pero es una historia demasiado larga para contarla ahora así que me la reservo para un videoblog especial.
Lo que sí os puedo decir es que divertido fue un rato, sobretodo porque acabé llorando de la risa ante un grupo de adolescentes borrachos que no entendían nada de lo que les estaba pasando.

El sábado (osea, ayer) a media tarde se presentaron en casa unos cuantos amigos para tomar algo antes de ir al concierto. De ir ellos, claro, porque yo ya tenía claro que me perdía el Les Follies Tour de Kylie y me quedaba en casa viendo una película. 
El alcohol ya había hecho presa en alguno de ellos y mientras escuchábamos el disco de Britney (del que ya haré una review) y el próximo HDB22 mantuvimos algunos diálogos bastante delirantes (sí, de los de transmitir al mundo a través de webcam).
A eso de las 19:00 se fueron con cara de pena por tener que dejarme en casa, pero yo pasé de montarme un drama porque bastante tenía con lo mío.

Lo peor de esa noche no fue perderme el concierto, que ya me jodía bastante; sino otra cosa que pasó con una persona concreta que me dejó bastante a cuadros. 
Voy a ser muy claro respecto a una cosa, para que nadie diga que soy adicto al drama: si no fui al concierto no fue por querer hacerme la víctima y darle pena a todo el mundo.
Si no pude ir al concierto fue porque la infección vírica que me tiene de baja desde hace dos meses me ha afectado al sistema nervioso y no tengo fuerza ni en las piernas ni en las manos. De ahí que caminar se me haga cuesta arriba (y nunca mejor dicho) y estar de pie sea una odisea.
No me he pasado horas y horas en salas de espera, ni me he hecho mil pruebas (y las que me quedan) porque me dé la gana.
Nada de no querer hacer un esfuerzo por ir a trabajar o moverme de casa.
Así que ese concierto al que yo no fui, a pesar de que llevaba meses esperándolo, no me lo perdí por gusto
Que bastante tengo yo con lo mío para tener que aguantar cosas de los demás que ni vienen a cuento, ni están justificadas, ni son una batalla en la que yo haya decidio meterme.

Intenté irme a dormir espectacularmente pronto porque estaba a punto de ponerme una peli porque me caía de sueño, pero fue imposible. Los de arriba seguían de fiesta, mi cabeza estaba en otra parte y al rato acabé despierto lidiando con demasiadas batallas a la vez. Y estando como estaba no era algo que se me estuviera dando demasiado bien. Llamé a la Guardia Urbana que ¡sorpresa! apareció; pero les dije que se fueran porque aunque seguían ahí tocando las pelotas tampoco era denunciable. Subí a decirles que se callaran de una puta vez que me tenían hasta los cojones y me fui a la cama con más dramas en el cuerpo de los que necesitaba. Charlé un rato antes con Tidusin y nos estuvimos contando cosas sobre el concierto, sobre el no-concierto y sobre la vida en general. Esa conversación no era emitible por webcam, sorry.

Hoy me he levantado hecho polvo. Físicamente. Me duele todo el cuerpo. Pero es lo que hay. No tengo ninguna gana de pelearme con nada ni con nadie, voy a desconectar y a ver Fringe y a intentar no volverme loco por este puto encierro al que estoy sometido.

Pero que se prepare el mundo porque cuando mis nervios decidan volver a funcionar y pueda caminar sin parecer una anciana octogenaria OS VAIS A CAGAR (como decía la cacofonía).

Y no voy a hacer un montaje de las imágenes del Tsunami de japón y la canción que os pongo a continuación porque me parecería de tremendo mal gusto. Pero ya os digo yo que ganas no me faltan.
Lo que no me puedo creer es la letra que alguien se ha inventado y ha pegado en el vídeo. 
Ya os la estáis aprendiendo.

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