miércoles, 11 de enero de 2012

De personas y cosas

El otro día vi en Facebook una foto que puso no recuerdo quién en la que salía una pintada que decía algo así:

"Las cosas existen para ser usadas. Las personas existen para ser amadas. El mundo va mal porque se ama a las cosas y se usa a las personas."

Pues mira cariño, a mí me dan más satisfacciones las cosas que las personas, qué quieres que te diga.

Cuando me preguntan por el karma (que no el Chacón) yo digo que existe. Vamos si existe. What goes around comes around, el tiempo todo lo pone en su sitio, lo que sube baja, después de una mala etapa viene una buena y todas esas mierdas new age con las que podría escribir El Secreto 2 y quitarme de pobre pero prefiero no hacerlo.

Es de sobra conocido por todos que 2011 no fue mi año. Probablemente fue uno de los peores que recuerdo. Entre lo malico que estuve y el tiempo que estuve en paro no podía comprarme nada, ni gastar en casi nada y eso, para mí, era un drama. Porque yo soy la definición de consumismo. Buscas la palabra en el diccionario y te redirige a este blog y a todas las entradas sobre "me he comprado...", "he ido al cine...", "he ido a un concierto..." y cualquier cosa que se pague. 

Pues como el 2011 fue una mierda, el 2012 no podía empezar mejor. 
Todo son cosas. Sin pasarme, que tengo facturas y deudas por pagar. Pero poquito a poco me voy haciendo con cosas que hacía tiempo que quería y no podía. Y no hay cosa que joda más que querer y no poder. 

A estas alturas de la vida a mí lo de no darle importancia a lo material y que lo importante son las personas y la belleza está en el interior pues como que me toca el coño.

Pero lo más divertido es ver cómo hay pequeñas casualidades y hechos sin importancia que terminan siendo golpes de suerte y te alegran el día. Desde enterarte de una oferta en el momento exacto y comprarte el juego que querías mucho más barato de lo que ponía, desde decir "quiero comprarme esto" y que alguien te diga "ya te lo compro yo", que te den un vale en el Carrefour por hacer una compra y acabes comprando más blu-rays en una tarde que en todo el año pasado.

2012, por ahora, mola.

Y como en este mundo no todo son cosas, también hay personas a las que hay que amar pues he decidido hacerlo y por eso me amo más que nunca.

He hecho limpieza en Facebook. Ya llevaba tiempo queriendo hacerlo. A más de uno le sentará mal, pero... efectivamente, me toca el coño. Que una cosa es tener a los amigos de la EGB porque no tienes ningún contacto habitualmente con ellos y así hay forma de hablar para organizar una cena y otra es mantener a gente que ha decidido salir de tu vida por el simple hecho de que queda feo borrarles. 
Hay uno que me daba especial rabia. Me borró vete tú a saber por qué. No lo entendí en su momento porque, que yo sepa, no habíamos discutido ni había habido ningún mal rollo entre nosotros. Simplemente nos distanciamos un pelín, tampoco te vayas tú a pensar, y de repente un día veo que me ha borrado. Me dio tan igual que ni me enfadé. 
Pero luego recordé que tenía un paquete suyo. Que un amigo se lo envió y al irse del piso en el que cohabitábamos se lo dejó en un armario y al irme yo de ese piso lo recogí y le avisé de que no se preocupara, que el paquete lo guardaba yo y se lo daría cuando nos viéramos.
Luego me borró.
Y yo volví a mudarme, y otra vez con el paquetito a cuestas. No pesa, no tiene nada de especial. Pero ahí está, esperando al momento en que nos encontremos para entregárselo. 
Pero me borró. Así que pensé tirar el paquete a la basura porque me parecía evidente que no nos íbamos a volver a ver. Pero me supo mal. Muy mal. Y no por él. Sino por la persona que lo había enviado. Si yo fuera el remitente de ese paquete me jodería que acabara en la basura por una mala gestión social de la persona a la que va dirigida. 
Así que Álex, tu paquete sigue aquí. Imagino que ya encontraré la manera de hacértelo llegar. Tampoco voy a esforzarme ¿eh? Pero ya te llegará. O puedes recogerlo tú, que sería lo más lógico porque al fin y al cabo te lo olvidaste tú. 
Eso sí, no intentes escribirme por Facebook porque te he bloqueado. No ha sido por nada especial, pero me hacía gracia.

Pero él no es el único que ha caído. De repente me he encontrado a mogollón de gente pululando en mi lista de amigos que no sé quién son. La mayoría, imagino yo, son tíos con los que habré echado un polvo (o con los que había intención de) pero luego nos olvidamos mutuamente. O al menos yo a ellos. 

Y alguno más ha caído. Sobretodo gente que un buen día decidió no estar más. Pues si no vas a estar, no estás. Y ya.

Y como decía, he decidido amar a las personas y la más importante soy yo así que me voy a hacer un Extreme Makeover Vital que ríete tú de Lindsay Lohan.

Uno de los motivos por los que nunca me he tomado en serio lo de hacer una dieta y ponerme en plan vigoréxica es porque soy extremadamente vago. Y ya puedes ponerme delante una máquina que me mueva solo y me acabe sacando músculos de dónde no los hay, que si al otro lado hay un sofá y el mando de una consola ya sabes dónde me voy a sentar. Y me repetía a mí mismo: "El día que lo haga, lo haré bien: iré a un dietista y tendré un entrenador personal y lo haré poco a poco pero que funcione".

Y mira tú por dónde, el encargado de mi tienda es entrenador personal y medio nutricionista. Y claro, ha tardado cerocoma en decirme "Te preparo la dieta y los ejercicios. Para el verano ya estarás perfecto."

Y yo más feliz que unas castañuelas. Soy consciente de que lo voy a pasar fatal. Pero como dijo Hansel antes de ser Hedwig, al recibir una bolsa de gummy bears de manos de Luther:

"I feel so optimistic"

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